Hati – Hati, bule al volante

Unas horas después de la reunión con las “ibus” de la oficina de turismo, fuimos con John al aeropuerto para que cogiera un avión a Jakarta. Todavía quedaban muchas gestiones por hacer, así que me dejo el coche alquilado al taxista macarra durante un par de días. Desde que estábamos en la isla temía el día que me tocara conducir y ese día había llegado. Me acordaba del incidente de los retrovisores y el policía borracho de Seram y me acojonaba cada vez más.

Micolet pasando por la entrada de un barrio de Ambon, donde esperan algunos Ojet (moto-taxis)

Micolet pasando por la entrada de un barrio de Ambon, donde esperan algunos Ojet (moto-taxis)

De copiloto se sentó Rafiki, detrás Maya grabándome un video de mi primera experiencia como conductor en Ambon. Pensé en fluir, ya había visto mucha carretera y me propuse no alterarme. Aquí los dos carriles se pueden convertir rápidamente en cuatro o cinco, te pueden aparecer motos, bicis, camiones, animales o personas por cualquier lado y los agujeros en el asfalto pueden estar ocultos en cualquier charco.

Lo qué más me sorprendía es que Rafiki se asustara de mi conducción y no de la de todos los demás, cada vez que se me ocurría adelantar se agarraba al asiento y se tapaba la cara diciéndome “Hati-Hati Juan”… “Plan Plan” (con cuidado Juan, ve despacio!!!).

Nuestro coche de alquiler. Por fuera todo negro y por dentro con más watios de sonido que una discoteca

Nuestro coche de alquiler. Por fuera todo negro y por dentro con más watios de sonido que una discoteca

Cuando llegamos a la ciudad Rafiki me podio que le dejara en su casa, para que se moviera en autobús cuando tuviéramos que ir a algún lado, yo creo que no se sentía cómodo conmigo al volante. En cambio Maya me ayudó mucho como copiloto, me avisaba de las zonas con controles de policía, cuando una calle de una sola dirección de repente volvía a ser de dos, me gritaba si echaba a alguna moto de la carretera que me adelantara por el arcén… en un par de días me hice con el tema.

Calle central de Ambon, donde podemos ver la variedad de vehículos

Calle central de Ambon, donde se puede ver la variedad de vehículos

Consejos para una conducción segura en Ambon:

  •  Muy atento a los retrovisores, si el coche tiene, y si no hay que calentar bien el cuello antes de iniciar la marcha ya que es en los ángulos muertos se esconden motoristas, ciclistas, animales o viandantes, e incluso medios cuerpos que asoman por las puertas de los vehículos en los que ya no cabe ni un alfiler como los “Microlets” (minibuses locales de transporte de pasajeros)
  • Ojo con los charcos, pueden esconder un agujero a las antípodas.
  • Mantener siempre la mano cerca del klaxon o las luces largas por la noche, hay que avisar cuando tomas una curva, cuando te acercas a un grupo de personas andando por la carretera, cuando quieres adelantar, cuando sales a una calle principal, cuando quieres saludar a los que te gritan “Hello Mr!” … y ojo con la tendinitis en la muñeca, se contabilizan cerca de 3.000 pitadas por hora.
  • Nunca dudar al adelantar y estar dispuesto a que mientras adelantas te adelanten y en dirección opuesta se inicie otro doble adelantamiento, no importa si es una curva o un cambio de rasante. Al final siempre se cabe. Donde caben 3 caben 7, eso está demostrado.
  • Chapurrea el macarra-ambon al grito de “Pele putus malintan pata” hay que aprenderse el dialecto local. “Rata” quiere decir tira recto, “vale” es dale para atrás y los famosos “kiri – kanan” izquierda derecha.
  • En las zonas militares hay que reducir la velocidad, el problema es que parece que todo es militar, pero no, hay zonas que se puede correr y otras en las que no, pero no están seálizadas así que hay que tirar de la intuición.
  • En la ciudad no hay pasos de cebra y para cruzar la gente agita la mano a la altura de la cadera y pasa, no hay que parar, solo fluir.
  • No hay ceda el paso ni stop ni las rotondas se utilizan como a nosotros nos han enseñado, de nuevo hay que fluir y conocer las medidas del vehículo para que todo funcione como una amalgama de engranajes, parece imposible pero todavía no he visto ningún golpe en estas corrientes de vehículos que se mezclan de todas las maneras posibles.
  • Entre todo este caos en medio de la carretera principal que rodea la bahía de Ambon solemos encontrar un coche militar escoltando a un jefazo del ejército que le gusta hacer salir a correr en hora punta. A este mejor no pitarle.
  • Como pasajeros si viajamos en el techo de un vehículo es importante vigilar las ramas de los arboles si no queremos perder la cabeza.
  • Debemos llevar dinero suelto para los gorrillas, están en cualquier zona de la ciudad en la que paremos, normalmente se aparca en batería, cobran 1.000 rupias a las motos y 2.000 a los coches, llevan un silbato de juguete y te ayudan a salir marcha atrás.
  • Visión nocturna: Todos los vehículos llevan un tintado en las lunas que es como el de unas gafas de sol muy oscuras para no abrasarse por el día, el problema viene de noche cuando solo ves las luces de los otros coches. Por eso hay que llevar siempre las largas y los anti niebla y contar con que hay muchas motos sin luces y bicicletas que no vemos.
  • Olvidar la conducción eficiente, nos tenemos que acostumbrar a quemar gasolina, acelerar, frenar y si está en nuestra mano prescindir del tubo de escape para que nuestro vehículo suene más “local”, aquí es lo que se lleva. La gasolina cuesta 6.000 Rupias el litro, unos 35 centimos de euro.
Conductor de un "becak" esperando clientes, mientras pasa un Ojek (moto-taxi) que lleva a una mujer sentada de lado.

Conductor de un “becak” esperando clientes, mientras pasa un Ojek (moto-taxi) que lleva a una mujer sentada de lado.

Pasé un par de días con el coche, se suponía que tras el trato con las “ibus” de turismo debíamos trasladarnos al futuro dive center en la playa de Namalatu, situada en la villa de Latuhala que dista unos 15km de la ciudad de Ambón. Al final nos volvimos a reunir en sus oficinas con el fin de ponernos manos a la obra, había que inventariar lo que quedaba del antiguo dive center que se había alojado en Namalatu, valorar los costes de las reparaciones y reformas del inmueble etc… debíamos estar listos para empezar a recibir clientes.

Funcionaria del estado esperando mientras le sirven un helado, elaborado con hielo picado y siropes.

Funcionaria del estado esperando mientras le sirven un helado, elaborado con hielo picado y siropes.

Como ya he contado anteriormente, las reuniones con la administración llevan mucho protocolo y yo como no me entero del mensaje, porque no hablo el idioma, me quedo con las formas y me fijo más en los detalles.

Entramos de nuevo en aquel despacho de largos saludos acompañados de “ibu” al final de todas las frases, sonrisas, reverencias, gestos de cordialidad… La “ibu” más importante estaba sentada en una gran mesa de oficina sin ordenador, debía ser la jefa del gabinete de la consejera de turismo con la que tuvimos la primera reunión hacía dos días, llevaba el mismo vestido desde entonces, con la misma mancha de comida en el pecho…en cambio su secretaria, que nunca hablaba, se había cambiado, y esta vez dijo un par de frases en ingles para saludarme cuando entramos.

Tras los saludos y reverencias la reunión empieza, sacan los cuadernos de notas, tamaño cuartilla, todos de renglones y portadas infantiles como los de la escuela primaria. Hablan de muchas cosas pero no escriben casi nada. Yo no hablo el idioma pero les oigo enumerar cosas sin apuntar, así que aunque no se de lo que hablan yo siempre le digo a Maya y a Rafiki, después de oirles hablar un rato, que lo escriban, así pueden explicarme más tarde los avances hechos en la reunión.

Salimos del despacho con el habitual empalague de despedidas, cuando bajamos las escaleras, en la planta baja seguían metidos en una sala enorme un grupo de 4 o 5 personas, con la luz muy baja, uno en el organillo tocando canciones de catequesis y cantándole al Señor y los demás con el cuello torcido dormidos en las sillas de madera, menos uno que parecía estar en trance, con los ojos cerrados, moviendo la cabeza como diciendo no-no-no. Cuando pregunté me dijeron que era la sala de rezo para los protestantes. No se si rezaban o no, pero llevaban un hora y media de siesta y ni a ellos ni al resto de funcionarios del edificio parecías molestarles el altísimo volumen de los altavoces de discoteca conectados al órgano y al micrófono.

En fin, terminada la reunión habíamos llegado a un acuerdo y tras diez días de espera me podía trasladar al futuro dive center.

1 thought on “Hati – Hati, bule al volante

  1. Esto de viajar tiene muchas ventajas y sobre todo muchas sorpresas. Resulta que vas a hacer un curso de buceo y lo que realmente te sacas es un master de piloto de pruebas y un título de relaciones públicas sin idioma. Es muy divertido lo que cuentas y muy instructivo para el que quiera arriesgarse a hacer un turismo parecido al tuyo. Eres un valiente.Estoy deseando que nos relates cómo son esos fondos marinos de ensueño!!

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